Cuando la depresión toca la puerta - Parte 2

Te invito a que si no has leído la parte uno, te detengas y vayas a leerla, te dejo el enlace directo haciendo click AQUÍ.

Después de escribir la primera parte de este “artículo/blog” y miré el título me reí durante toda la semana, porque creo que la menor parte de las veces la depresión toca la puerta, muchas veces, la depresión no toca, sino que tumba la puerta a pesar de todo el esfuerzo humano que nosotros hacemos por no permitir su entrada, nos quedamos empujando con todas nuestras fuerzas para que no logre abrirla, y pues, como ha de esperarse, ella gana y entra por la fuerza.

Esto me acuerda mucho una historia de Pablo, que también en ese tiempo oscuro Dios me enseñó y que me dió una esperanza gloriosa en medio de esta temporada, se encuentra en el primer capítulo de 1ra a los Corintios; voy a compartir algunos versos:

“…pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas,
de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (v. 8)


Lo primero es, mi sant@ herman@, que eso de que “Dios no nos da mas carga de la que podamos sobrellevar” es frase muy linda, pero no está en la Biblia, y la verdad es que no es cierta. Nos damos cuenta que muchas veces nuestras situaciones EXCEDEN nuestras fuerzas, pero tranquilos, que la historia no se queda ahí, continuemos:

“…Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte,
para que no confiásemos en nosotros mismos,
sino en Dios que resucita a los muertos; 

el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará
,
de tan gran muerte; cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración,
para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro
por el don concedido a nosotros por medio de muchos.” (v. 9-11)

Ahí podemos ver que ni ellos tenían muchas expectativas de salir con vida, y esta dificultad cumplía un fin: “no confiar en nosotros mismos”; creo que en parte, la depresión el Señor la permite para que dejemos de confiar en nosotros, en nuestras capacidades, en nuestra fortaleza y en la idea errada de que podemos con todo y el orgullo de creer que hay cosas que nunca nos pasarán. Este tipo de situaciones nos humillan, nos hacen mirar hacia arriba, nos hacen correr a Él, recuerda la frase de la entrada anterior, “he aprendido amar la ola”.
Hay otra declaración que ellos hacen en medio de su dificultad, sobre Quien es su libertador: Dios. El es quien lo ha hecho antes, El que lo hace hoy y El que lo hará mañana; Él nunca falla y es experto en misiones imposibles, cuando nos rendimos genuinamente a Él.
Tambien hay otra cosa que resaltan que es vital “cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración”, y esto nos enseña una cosa que debemos de entender de una vez y por todas: No podemos solos mis santos, NO PODEMOS SOLOS. Necesitamos al cuerpo de Cristo, necesitamos la Iglesia, necesitamos de nuestros hermanos en la fe que pelean junto a nosotros nuestras batallas en oración, nos alientan, nos sostienen, riegan nuestra vida con oración sin aun nosotros saberlo. Ellos nos orientan, nos dan consejo sabio y nos ayudan a navegar los mares de la dificultad y la prueba, porque, ¡qué difícil es remar solos en la tempestad!

Y partiendo de ese ultimo punto, también necesitamos saber que la ciencia que Dios le ha dado a los humanos a través de áreas como la medicina, es buena y necesaria. Muchas veces la respuesta a la oración va a venir en forma de una consulta médica o de un tratamiento médico. ¿Que Dios puede hacer milagros sin intervención humana? DEFINITIVAMENTE, pero recuerda, los pensamientos de Dios no son los nuestros, y también los milagros de Dios se ven en la provisión de médicos y medicina.

El Dios que da y usa la ciencia

Continuando la historia, nada, fui al psiquiatra; si yo, la que sirve al Señor, la que lidera, la que siempre vive animando a los demás, la que siempre empuja, la que tiene palabras de ánimo para todos…Y cuando fui, me di cuenta, que esa doctora era una mujer de Dios con un profundo conocimiento de Su Palabra. Y al concluir la consulta me dijo, “lo que va a pasar en tu vida es Dios quien lo va a hacer, no yo”, inmediatamente supe que estaba en el lugar correcto, con la persona indicada.
Mirándome a los ojos me dijo, “tu no eres menos cristiana por estar aquí” y buscó unas recetas y unas cajas y las puso frente a mi y volvió a mirarme a los ojos y me dijo, “aquí (en la caja de pastillas) no esta tu sanidad, esto es algo que usaremos por un tiempo, el que Dios quiera, la depresión no es un demonio o un resultado de tu falta de fe, Lariely, la depresión es un desbalance químico que necesitamos tratar”. Te repito, que con cada palabra que me decía yo sentía una convicción profunda de que estaba haciendo justo lo que tenía que hacer. Finalmente, yo le dije que en obediencia haría todo lo que ella me dijera. Luego ella llamo a Mechin y oramos juntas todas allí. ¡Una psiquiatra que concluye su consulta con oración, que bendita bendición!

Y nada, inicie mi tratamiento farmacológico con mi mente constantemente acusándome de que no había tenido la fe suficiente para que Dios me sanara y preguntándome como había llegado hasta aquí, pero puse en ‘mute’ mis pensamientos errados y lo hice en obediencia y en fe, sabiendo que Dios estaba en el asunto y que nada en mi vida ocurría por casualidad. Y cada sesión con la doctora fue con la Biblia abierta, mucha oración y ciencia, identificando cosas y cambiando hábitos y patrones, que al hacer consciencia de los mismos y tomando pequeñas decisiones comencé a sanar. Más que una psiquiatra, fue una maestra de la Palabra para mi y una mentora, después me entere que tenia un doctorado en teología (creo que ella tiene parte de culpa en que me haya embarcado en estudiar teología)

A través de su sabiduría y de la ciencia, la doc comenzó a hacer ajustes, ayudarme hacer conciencia de muchas cosas y estimularme a alimentarme de manera sabia, a ejercitarme, a leer mas y me explicaba el contexto científico de cada cosa. Siempre me decía, los medicamentos no sanan, ayudan; pero los cambios en toda tu forma de dirigirte sera lo que te ayudara a mantener todo bajo el control de Dios. Y con el paso de los meses, redujo la medicación y prolongó las citas hasta suspenderme los medicamentos y darme de alta. Cabe destacar, que no todos los casos lucen igual ni se manejan de la misma forma, hay tratamientos mas largos y que involucran otros abordajes, y eso también esta bien. No necesitas mirarte en mi espejo, mas allá de como trataron mi caso, mira a Cristo y lo que El quiere hacer en ti, cada historia que Él ha escrito es única.

Cabe resaltar, que ella sabía mi anhelo de tener bebes, esa fue una de las razones que detonó la enfermedad; y como es una psiquiatra tan loca, parte de su abordaje era que ayunáramos por un tiempo con ese propósito de bebés, para que Dios se glorifique en Su tiempo. El resto es historia.

Lo que Dios me enseñó en el proceso

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades,
en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. - 2 Corintios 12:9-10

La verdad es que, las cosas en el Señor son completamente distintas y contrarias a como el mundo se maneja. En un mundo que te empuja a ser “fuerte” que “puedes con todo”, que “nada puede detenerte”, Dios te dice: “Me necesitas a mi”, y la verdad mi santo, ¡que bueno es saber que no podemos y que le necesitamos a EL! En el reino De Dios la debilidad es sinónimo de fortaleza, porque se la entregamos a Él y Él se hace fuerte en nosotros.

Entonces, ¿Qué he podido aprender de la depresión?

- A correr a Cristo y a su Palabra.

- A entender que Dios es Soberano y Bueno.

- A entender que soy muy frágil, pero me sostiene un Dios (MUY) fuerte.

- A saber que mi sufrimiento no es resultado de mi falta de fe.

- A confiar y depender de Sus promesas.

- Ha sido una oportunidad para profundizar en mi fe.

- Conocer y amar a Dios por quien Él es y no solo por lo que Él hace.

- A entender que los psiquiatras y los medicamentos son una evidencia de Su gracia (al igual que los medicamentos para controlar la presión, la diabetes, etc etc)

- Que los sufrimientos no siempre son consecuencia del pecado.

Mi sant@ herman@, si estás atravesando una situación similar, no estás solo. Dice la Palabra que hay otros creyentes que están sufriendo los mismos padecimientos nuestros. Dios los permite con un propósito bueno y santo en nuestra vida, y yo te puedo testificar, de que la depresión en las manos de Dios puede ser un instrumento santificador si permitimos que Él obre en nosotros. No te desanimes, no te enfoques en la oscuridad presente, te prometo que la luz resplandecerá y mirarás atrás y verás estas temporadas como el cincel con el cual nuestro buen Dios te ha dado forma. Puedes confiar y descansar en Él.

Con amor en Cristo,
Lariely

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