Cuando el Señor me llama a poner la Fe por obra

No se si a ti te ha pasado, pero a mi en muchas ocasiones me cuesta discernir que Dios quiere en una temporada particular de mi vida.

Me debato en si es tiempo de “estar quieta y conocer que Él es Dios” - Salmo 46:10, o si es tiempo de “Cavar mi zanja” - 2da Reyes 3:16; a continuación te intento explicar un poco de cada contexto.

Resulta que hay temporadas como en el Salmo 46, donde hay momentos en nuestras vidas que el Señor nos llama a estar tranquilos, descansando en Su poder y dejando que sea Él quien actúe. Esas situaciones son donde (de verdad verdad) debemos aprender a depender de Él, ya que literalmente no nos queda de otra. Es cuando no importando que decisión yo tome, Dios me lleva a depender de Él si o si.
Pero existen otras temporadas como la de 2da Reyes 3:16, donde para ver el milagro que Dios quiere hacer, necesitamos va hacer en medio nuestro, tenemos que obedecer al mandato de accionar y “cavar nuestra zanja”.

No se si a ti te a pasado, pero es como si el Señor me dijera “Soy Yo quién he diseñado y quién dirige cada paso de tu vida, Yo sé lo que es bueno para ti”, por grande o minúsculo que sea. El tema de la fertilidad por ejemplo; mi esposo y yo tenemos varios diagnósticos que nos imposibilitan “naturalmente” concebir hijos. Puse naturalmente entre comillas, porque mi hijo no fue fruto de una noche de amor entre mi esposo y yo (y ustedes saben a lo que me refiero, no necesito ser explicita), sino que fue fruto primero, de mucha oración (para tomar decisiones) y de ver un milagro a través de la ciencia (fertilización in vitro). Es decir, que aquí nos ha tocado tanto cavar nuestra zanja y luego estar quietos, ya que el resultado no es fruto de nuestros esfuerzos, mas bien, de Su perfecta voluntad.

Y es allí donde la piña se pone un poco agría, porque surgen las interrogantes como: ¿Qué debo hacer? ¿debo estarme quieto y ver a Dios actuar? o ¿debo llevar mi fe a la acción?, y de seguro estas esperando que yo te de la respuesta mágica, pero lamento decirte mi santo herman@, que el plan de Dios para tu vida puede que luzca distinto al mio, y te toca a ti orar al Señor por sabiduría y discernimiento, sumergirte en el consejo de Su palabra antes de accionar en aquello que Él te esta demandando a ti, ya sea que “estes quieto” o tengas que “cavar tu zanja”.

Hay un texto en la palabra que he hecho muy mio en todo este tema de fertilidad que nos ha tocado enfrentar a mi familia y a mi, ha sido el ancla que me ayuda a entender que, aunque Dios demanda de mi esfuerzo y accionar en este tema en particular, el resultado no depende de mi, sino de Él como mencioné anteriormente.

“El caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria.”
- Proverbios 21:31 RV60

Estoy convencida que Dios tiene el poder de hacer lo imposible posible, como un embarazo fruto de una noche de amor junto a mi esposo por ejemplo, como lo ha hecho incontables veces a lo largo de la narrativa bíblica y del tiempo actual; pero se también que igual de santificador puede ser para mi ver a Dios obrar el milagro a través de la ciencia, como el caso de la reproducción humana asistida (cuando se toman en cuenta todos los principios bíblicos para hacerlo de manera que le honren a Él y no a nuestros deseos, que muchas veces, pueden ser fruto de orgullo y egocentrismo) y esto también puede ser una evidencia de Su amor y misericordia.

Mi santo herman@, sea cual sea la temporada en la que te encuentres (de infertilidad o cualquier otra cosa), sea que te toque estar quieto o sea que te toque cavar la zanja, es mi oración que puedas discernir y buscar Su consejo para que obtengas sabiduría y tomes desiciones que le glorifiquen a Él y que nos lleven a nosotros a parecernos cada día más a Cristo. Puede que no siempre obtengamos la respuesta que queramos, pero podemos estar seguros de que Sus planes siempre son mejores.

Con amor en Cristo,
Lariely

Siguiente
Siguiente

¿En que me glorío?