Apóyate en el Señor

Era uno de esos días.

El día anterior me había tocado resolver muchas situaciones, me sentía abrumada. Sumándole a lo anterior, tambien fue una de esas noches donde mi hijo no durmió bien, y por ende, yo tampoco. Al día siguiente me despierto confiando en que las nuevas misericordias harán que el día fuera diferente, y la verdad es que no fue mejor, fue mas desafiante, fue mas complejo, y exploté.

Entre llantos le pedía al Señor sabiduría y discernimiento para tomar desiciones y también para manejar mis pensamientos y emociones revoloteadas por la frustración. Con mis emociones revueltas le pedía al Señor que calmara las olas impetuosas en mi interior y me ayudara no a buscar responsables o culpables, sino en ver lo que Él quiere enseñarme en medio de las dificultades del día a día.

Yendo al lugar correcto

Mientras intentaba distraer mi mente para que mis ojos no siguieran destilando lágrimas de frustración, me puse hacer algunas cosas pendientes que tenía en la casa; y mientras colgaba unos cuadros en la pared, sabía que ese no era el lugar para calmar mi tormenta interna.
¿No te ha pasado que sabes lo que tienes que hacer pero te convences de no hacerlo en el momento correspondiente? Ahí estaba yo, buscando la manera de beber agua de las fuentes que no me quitarían la sed, y entendí que debía ir donde encontraría la perspectiva correcta: a Su presencia, a Su Palabra.

Estoy leyendo el libro de 2da Crónicas, y ese día me tocaba leer el capítulo 13 y 14, vaya sorpresa de la forma en que Dios me habló, ya te cuento.

Primero te motivo a que leas los capítulos antes mencionados para que puedas tener un poco de contexto, lo puedes hacer AQUÍ. Explicándote un poco del contexto en palabras llanas y breves, se habla de los reyes de Israel, los que sucedieron a Salomón y todas las dificultades posteriores que por no haber Salomón tenido un corazón para agradar al Señor, el pueblo sufrió las consecuencias devastadoras. En resumen: muere Salomón, el pueblo se revela, Jeroboam siervo de Salomón reina sobre una parte de la nación, Roboam hijo de Salomón reina sobre otra parte, y ya te puedes imaginar, guerras y desacuerdos sin fin, invasiones de otras naciones, pecado, y ve y lee todo el libro para que te enteres de los detalles. El punto es que muere Roboam sube Abías su hijo al trono, y aquí comienza el capítulo 13.

Dios a la cabeza

Jeroboam sigue en conflicto con la descendencia de Salomón, y esta vez le toca a Abías enfrentar batalla. Roboam, padre de Abías, hizo lo malo delante del Señor y se apartó de Su ley, en cambio su hijo Abías, hizo del Señor su apoyo. El ejercito de Jeroboam era mayor en número que el de Abías, a parte, los hombres que acompañaban a Jeroboam los describe la Palabra como “vanos y perversos”, ya te puedes imaginar.
Si algo me salta a la vista en esta historia, es la valentía del rey Abías; ya que antes de entrar en batalla, él confrontó al Jeroboam diciéndole que se habían apartado del Señor y habían hecho de los becerros sus dioses, e hizo una afirmación gloriosa, que al leerla mi corazón comenzó a ser sacudido:

“Pero en cuanto a nosotros, el Señor es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado;
…Porque nosotros guardamos la ordenanza del Señor nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado…
…Así que Dios está con nosotros a la cabeza..” - 2da Crónicas 13:10; 11; 12

La verdad es que se necesita gallardía para hacer declaraciones de este tipo frente a un ejercito que es mayor en número que tu, que es perverso y a parte los tenia rodeados por delante y por detrás. Más que gallardía, diría yo, se necesita confianza y dependencia absoluta del Dios al que sirves. Es estar convencido de que Él actuará a tu favor no importando lo desafiante de la circunstancia frente a ti. ¿No te ha pasado que miras a tu alrededor y te das cuenta que estas rodeado? ¿que no tienes salida?, no necesariamente por un ejercito físico, sino por un ejercito de circunstancias adversas, aflicciones, temores, incertidumbres, ponle nombre.

Cuando Abías se vió rodeado, hizo algo, que es lo mismo que yo debí de hacer, y tal vez tu debas de hacer, en medio de las circunstancias desafiantes, ellos:

“Clamaron, pues, al Señor…”
- 2da Crónicas 13:14

Poniendo nuestra mirada en el lugar correcto

Al mirar hacia los lados y no encontrar salida, no les costo más que mirar hacia el lugar correcto: hacia arriba. Nosotros también, en medio de nuestras circunstancias, nos ahogamos mirando la desesperanza de nuestro alrededor, y Dios en Su soberanía e inmenso amor, usa estas circunstancias para hacernos mirar hacia arriba, y que de esta forma podamos recordarle a nuestro corazón y declarar lo que dijo el salmista:

Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.” - Salmos 121:1-2

Tal vez al igual que yo mi sant@ hermano, hoy necesitas recordar estas gloriosas verdades. Lo que vemos que Dios hizo en la historia a lo largo de Su Palabra, con el pueblo que el ama a pesar de sus muchos pecados e imperfecciones, lo hace contigo y lo hace conmigo hoy. Él no cambia, y Su cuidado por nosotros tampoco. Podemos estar rodeados por el frente y por la espalda por situaciones, dificultades, incertidumbres y temor, amenazados por el enemigo con darnos muerte, con hundirnos; y tal vez donde sea que miremos vemos que no hay esperanza de salir de ahí.

Nuestro apoyo seguro

Podemos estar seguros de que aunque no veamos, tenemos una esperanza gloriosa: ¡Jehová nuestro Dios!. Si permanecemos en Él, si guardamos Sus palabras, Él nos guardará a nosotros. Cuando hacemos del Señor nuestra cabeza (o nuestro Jefe como dicen otras versiones), podemos estar convencidos de que todas nuestras tareas contarán con Su respaldo, porque Él pelea por nosotros, Él defiende nuestra causa.

El enemigo puede tener todos los recursos para vencernos, pero de nuestro lado está el Dios que lo controla todos y cada uno de ellos, y repito, podemos descansar confiados de Su cuidado.

Y aunque como te contaba, mi día no inició como esperaba, el Señor me habló por medio de Su Palabra, y colocó en mi corazón la perspectiva correcta: No importa lo dificil, desafiante y frustrante de nuestras circunstancias, Él esta conmigo, aquí junto a mi. Él tiene mi causa en Sus manos y todo obrará para Su gloria y para mi bien.


Para concluir te recuerdo, mi sant@ herman@, que la dificultad no prevalecerá para siempre, pero el Dios que nos sostiene si. Si confiamos en el Señor, nuestra circunstancia tendrá un final parecido a la historia de Abías, y cito:

“Y los hijos de Judá prevalecieron,
porque se apoyaban en Jehová Dios de sus padres.”

- 2da Crónicas 13:18

Que no se nos olvide.

Con amor en Cristo,
Lariely

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